domingo, 4 de agosto de 2013

Rebuzna el ron,
clama el whisky. Pero
no llega Dior.

Pasos de altos
enanos dibujan las
curvas y ladran.

Alquitrán para
aliviar la grande
y gorda leña.

Lo miró, se lo
tragó, lo escupió
y llamó Pablo.

Los pasos de los niños seguían la misma dirección que el movimiento de arrastre de la bestia.

En esa cueva, con ese cuchillo, con esa misma cara, ella nos dijo que nos amaba.

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