miércoles, 19 de junio de 2013

Rectas líneas
pasan en verano, mas
no es julio.

Vino de noche,
se fue a la tarde
y no regresó.

El lince negro
volaba entre nubes
y llora mucho.

Lamía costas
de sol y miel, pero
fijaba rutas.

Debía matar. No para sobrevivir sino para vivir.

Se hundió en el sofá tanto que iba a Japón ahí.

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