lunes, 13 de mayo de 2013

Señores míos,
son unos idiotas y
degenerados.

Recto del tuyo
deseo en calambre
estrechado más.

Ojos saltones
corren maratones en
el diciembre.

Silbato de la
rica plata en casa
hecha a sol.

Él no conocía su nombre, pero sabía que era un chico. Lo amó así.

El fantasma del techo era aficionado al violín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario