Mañana a la
noche llamaremos a
los perros del sur.
Fuimos muchos,
nos conquistaron en un
día nublado.
El dinero lo
era todo. Olvido
a la carta.
El muchacho y
su máscara jamás se
separaban, no.
Vinieron con el amenecer y sin embargo no los vimos hasta que fue demasiado tarde.
Era hermosa. Tanto adentro como afuera. El caníbal no entendía por qué el único en notarlo.
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