Descuento en
todas las cabezas de
sus ex esposas.
El noble gigante
se prendió de una
flor. Era hombre.
Bajó a lo más
profundo y sintió
un real horror.
Chófer del lado
Este contrabandea
los ravioles.
Era un secreto su debilidad. Él los mató a todos para que no pudieran usarlo contra su esposo.
Después de una encarnizada lucha, mató a su madre. Al salir de la fábrica le felicitaron.
La amargura
de tu señuelo se
ve en las presas.
Quien piensa
dice. Quien maldice
ilusiona.
Se comió sus
pulmones sin saber que
eran los malos.
Nicotina en
el cerebro escritor
relata lilas.
Parpadeó un segundo y ya habían pasado mil años.
Sentada en la montaña, pensaba en lo que diría un chico arrojado desde un precipicio.
Mañana a la
noche llamaremos a
los perros del sur.
Fuimos muchos,
nos conquistaron en un
día nublado.
El dinero lo
era todo. Olvido
a la carta.
El muchacho y
su máscara jamás se
separaban, no.
Vinieron con el amenecer y sin embargo no los vimos hasta que fue demasiado tarde.
Era hermosa. Tanto adentro como afuera. El caníbal no entendía por qué el único en notarlo.
A la cama no
vayas si no es la
tuya, te va mal.
Esos gemelos
parecen viejos. No
te fies, no, no.
La máscara me
mantiene con vida.
No me la saco.
Era un niño
hace mucho tiempo.
Ahora no sé.
En el medio del bosque sonaba una bella melodía, pero no había ningún instrumento ahí.
Los árboles se confunden fácilmente. Rasga su piel para saberlo.
Duende de ron,
hadas de whisky, sin el
hielo malo.
Mágico desde
la resaca hacia
la laringe Pin.
Papada de los
tontos ruidosos con
metales lelos.
Un listo caro
a los genios de la
lámpara láser.
Con la máscara era dueño del mundo. Sin ella sólo era un chico.
Desde el puente más alto cayó en subida el calvo peludo.
Gato sin boca,
cáncer maligno fatal.
Trato infernal.
Bebe babea,
pañal hedionde. ¿A
dónde fue mi yo?
Marca mundial
para los niños chicos
los refieren.
Fue ayer que la
niña hizo humo su
persona coja.
El bebe nació con nada menos que 500 dientes. Sus padres estaban muy orgulloso.
Necios fueron todos. Ella sólo anunciaba sus muertes.
Señores míos,
son unos idiotas y
degenerados.
Recto del tuyo
deseo en calambre
estrechado más.
Ojos saltones
corren maratones en
el diciembre.
Silbato de la
rica plata en casa
hecha a sol.
Él no conocía su nombre, pero sabía que era un chico. Lo amó así.
El fantasma del techo era aficionado al violín.
Cerca del sol, no
hay oscuridad más
que adentro, ¿sí?
Secretos de los
astronautas es que
no miran leyes.
Acomodo en
el suelo cuerpos
podridos lentos.
Tiempo era
hace dos semanas. Y
ayer acabó.
En el linde del bosque habia una niña con una mochila de conejo. Ahí guardaba las uñas de sus padres y cualquiera más alto que ella podía ser su padre.
El animal más estúpido fue el único que siguió a su dueño hacia su final escogido.
Estetas pobres
viven en tu zapato
siniestro, Tom.
Montacarga de
fin de semana. Hablan
locuras juntos.
Perro mal hecho
en contenedor lindo
y de peluche.
Del adiós el
hijo, del hola la más
tuerta bella.
Limpiaba los platos como todos los días. No llegó a gritar cuando los tentáculos salieron del grifo.
Era una nena tan malcriada que volvió de la muerte solo porque no le gustaba el frío.
Níveo cono
de tránsito. Chocaron
miles de autos.
Linóleo de
la amalgama triste
de trompetazos.
Llora por mí, mi
querido enemigo;
siempre amé...
Fuimos santos
en el infierno. En
el cielo, no.
Jugaban a quererse. Esa era su mayor venganza.
En una mano llevaba el pastel. En la otra el veneno. Y en la otra un cuchillo.
Marianito
amó a Juanito
como ninguno.
Era sexo sin
cama ni bandera, ni
cruz solapada.
Termitas en el
filo de una noche
de invierno.
No modesto el
señor. Sangró como los
malos toreros.
La última gansa del mundo daba huevos de bronce. A nadie le importó.
¿Quién te dice a ti que no es el infierno el que está arriba y vivimos pisoteando a los ángeles?
Nacárada y
limpia carcajada
del más sádico.
Golpe pelota,
paleta de bartulos
con infectados.
Víctimas de las
quemaduras de sales
rasgadas, peón.
Que se jodan los
pelos en tu nariz de
napalm y lento.
El casco simpático se llevó muchas sonrisas por atrás.
El automóvil mágico era de la más simplona tecnología.
